
Decir que el desarrollo de las nuevas tecnologías es innegable e imparable es una frase hecha que llevamos diciendo varias décadas y que nos puede parecer un lugar común largamente manido en el tiempo, como si pensáramos que las tecnologías tuvieran un techo a partir del cual no pudieran crecer todo lo rápido que siempre decimos que lo hacen. Lo cierto es que el crecimiento de las TIC es exponencial y los que nos quedamos obsoletos, por decirlo así, claramente, no podemos, o no queremos, reconocer la importancia que tienen en todos los ámbitos de nuestra vida. Desde pedir comida a domicilio a través de una aplicación, pagar con el móvil o comprar entradas para el cine, hasta controlar el sistema de seguridad de los bancos o el tráfico aéreo de los aeropuertos, las tecnologías están presentes en todos los ámbitos de nuestra vida, para bien o para mal, condicionando desde los detalles más nimios hasta los aspectos más importantes o trascendentes. Es por eso que debemos conocer cómo utilizarlas por todo lo que implican. A algunos nos podrá parecer que están en otro mundo, pero, como dice Iker Jiménez, están en este..., y lo tenemos tan asumido que casi ni nos damos cuenta.
No sé si existe este concepto, pero desde luego se podría afirmar que el próximo paso de la humanidad sería el "homo virtualis", aunque a muchos les pese. Lo queramos o no, tenemos un avatar virtual esperándonos detrás de la contraseña de desbloqueo del smartphone, y esta realidad es la que debemos enseñar a las nuevas generaciones, no porque no sepan utilizar las aplicaciones, que lo saben hacer desde que nacen, por ser ecuánimes con la realidad, sino porque navegar en la red supone una responsabilidad que los menores no tienen por qué saber manejar. Incluso los adultos que se supone que conocemos el concepto de responsabilidad y lo hayamos tenido que poner a prueba muchas veces en nuestra vida, cuando comenzamos a utilizar los recursos que hay a disposición del usuario virtual, "somos como niños" inconscientes que no conocen el impacto que pueden tener para nuestra privacidad, nuestra imagen pública o incluso nuestro futuro laboral.
Esta faceta del ser humano de la que muchos renegamos es un hecho que no podemos evitar y marca las tendencias de las generaciones que vienen. Como profesores debemos tener esto en consideración si queremos formar personas integradas en el mundo en que vivimos ahora. En este sentido, los profesores de ELE somos como cualquier otro educador. Enseñemos idiomas, matemáticas o física, tenemos la responsabilidad de formar personas en el contexto de la sociedad actual. Incluso un profesor de ELE puede que tenga más que ver con las TIC que un profesor de ingeniería informática, puesto que, en definitiva, nuestro propósito es dotar a nuestros estudiantes de las competencias necesarias para realizar tareas en un idioma diferente suyo, y estas tareas están inevitablemente relacionadas, hoy en día, con el uso de las TIC.